miércoles, 29 de julio de 2015

Y de repente te cae la ficha, te das cuenta que venís haciendo todo sumamente mal. Miras hacia atrás y ves cómo pasaste de ser una persona con convicciones, que va al frente por lo que se propone, que no agacha la cabeza ante nadie y que por sobre todo, se respeta. Para convertirte en todo lo contrario, en alguien que por no quedarse solo decide caer en la sumisión y rebajarse.
El problema no es ceder, a veces es necesario; el problema es dejarse pasar por encima por el sólo hecho de recibir un mínimo de afecto y aceptación del otro lado. Es olvidarse de lo mucho que vales y dejarte arrastrar y pisotear por el amor de alguien. Y no me refiero sólo a amor de pareja, si no de familia y amistades también.
El secreto está en tener presente que la gente no cambia si no quiere, así como yo cambié para mal por pura necesidad y sin siquiera darme cuenta, quizás el resto elige lo contrario y no cambiar para mejor porque está bien así, le resulta mucho más fácil. No es para nada agradable ser consciente de lo mal que estamos actuando, siempre es más fácil echar la culpa afuera y lavarse las manos.
Por eso, si te das cuenta que alguien no cambia por más esfuerzo que vos hagas, respetate y respeta su decisión. Y si te lastima demasiado, aunque duela, correte. Es mucho mejor sufrir un tiempo por algo que no pudo ser, que pasarte toda la vida sintiéndote mal por las actitudes del otro y tratando de cambiarlo o simplemente de vivir con eso sabiendo que nada de lo que hagas va a realizar el cambio en el otro.

Basta de sufrir, a reordenar prioridades y salir adelante. Al fin y al cabo, sos como el ave fenix : te hundis hasta lo más profundo, para quemarte y renacer de las cenizas.